Soy más pesimista que optimista. Odio, me recontracaga la desilusión. No tomo bien el rechazo. Prefiero siempre hacerme a la idea de que las cosas van a chafear.
Pero ppppffffff, qué pinche cobarde y qué chafa forma de pensar. Hay que tener güevos para lidiar con los fracasos y con el rechazo de la raza.
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