Yo no tengo pedos con que la gente sea fresa. En alguna parte de mi adolescencia fui la tipiquísima resentida social que odiaba a los fresas, a todos por igual, quería que los quemaran en la hoguera y así. Pero pues ya luego te das cuenta que las generalizaciones con cualquier tipo de gente son falaces. Hay gente con un perfil muy uptown que es bien pero bien chida. Un ejemplo claro es mi jefe. Es un hueso duro de roer y me identifico con su personalidad en más aspectos de los que me gustaría admitir, pero una vez que neta lo conoces te das cuenta que es centrado, racional, generoso, noble y down to earth.
Sin embargo, en mi trabajo hay también otro tipo de gente uptown. El típico güey clasista que piensa que todos nacimos para ser sus asistentes/mayordomos solamente porque su familia tiene más lana que la de uno. El güey que da por hecho que toda la gente en este mundo existe para servirles a él y a sus amigos. El güey que hace marcadas distinciones en su forma de tratar a los que considera sus "iguales" y a los demás. El güey que, si bien no es mamón con la gente que considera inferior a él, trata a la raza de forma condescendiente. Son los típicos güeyes que van a un restaurante y tratan de forma extrañamente amigable a los meseros o a los valets, haciendo chistesitos locales a su costa que solo los amigos de la mesa comprenderán. Que le dan palmaditas amigables a la gente que los sirve y cuando se marchan les tiran mierda por "nacos".
Y ese el tipo de gente fresa que no soporto.
Claro, hay raza así en todos los niveles socioculturales. La prepotencia se puede dar desde la persona más pobretona hasta la más rica. Pero el fresa clasista, simplemente se puede comer mis calzones.
1 comment:
Que a finalnde cuentas seria un manjar
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