Sí, tiene usted razón: a quién engaño. Esto no es interesante, así que salte al siguiente post, porfavor (aunque tampoco garantizo que ése sea interesante jojo).
Anécdota:
Sucedió una vez, por ahí del 2003, cuando andaba yo con un novio al que quería mucho, pero peleábamos compulsivamente. Qué mal. El caso es que, para no variar, veníamos peleando en el carro; era como eso de la 1 am y llegamos a mi casa. Él terminó la conversación con alguna frase de esas que NUNCA se le dicen a las mujeres (jijiji hay chingos de esas frases pues, pero él dijo una de las peores), y a continuación yo me quedé como pendeja nomás viéndolo y no me salió nada más que: "me siento como una pendeja". Me bajé de la camioneta (porque esos días él traía una espantosa camioneta -- pero automática!) y cerré la puerta con los más huevos que pude. En un despliegue de patanería pura y arrogancia, no se bajó a acompañarme, no nada. Solo arrancó y se fue. Caminé a la puerta, traté de abrir, y oh, mi Dios! la chapa estaba atorada. Me quedé ahí sola en la madrugada, por horas y horas hasta que mi hermano llegó de la peda y pudimos abrir.
¡NO SEAN HIJOS DE P*TA, CUANDO DEJEN A SUS NOVIAS ESPÉRENSE A VER QUE ENTREN A SU CASA!
jijijiji. me encantan las anécdotas que traen algún elemento didáctico.
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