Para leerme elogiar y bitchear sobre los lugares a los que voy a comer, no dejen de ir a:

galleta-busca-comida.blogspot.com

Thursday, April 06, 2006

De cómo puedes cambiar a partir de aspiraciones y un reloj biológico inquieto.

(va de nuex)Toda mi vida (bueno no TODA, sino como a partir de la prepa) tuve más amigos que amigas. Eso lo saben perfecto las personas que me conocen, y mis pocas amigas piensan igual que yo.


acotación.Es típico el discurso de “las mujeres somos una hueva; somos complicadas, sentiditas, chillonas y frívolas, por eso yo prefiero tener amigos hombres”. Les voy a decir una cosa, my friends. Yo tengo amigos hombres que son complicados, sentiditos, chillones y frívolos. Sin embargo los sigo prefiriendo hombres por una sencilla razón que casi nadie aceptamos: los hombres jamás representarán competencia como una amiga mujer. Un hombre no te intimida, porque no va por la vida tirándole a lo mismo que tú, hablando de cuestiones de género. Tener una amiga implica competencia por los weyes; que la prefieran a ella en vez de ti, que digan que es más buena onda, que tenga mejor gusto para vestir, que su cabello no parezca de estropajo como el tuyo, etc. etc. En cambio, esas cosas jamás van a existir con hombres. Nunca te van a bajar a un wey, y siempre lucirás mejor que ellos (a menos que tengas un amigo metrosexual, en cuyo caso hasta te puede pasar unos tips de moda). En fin. Tener amigas está cañón, por eso, es algo que una hace muy pocas veces en la vida. jajajaja.


Bueh. Como decía, yo siempre he estado rodeada de hombres, y además he tenido lazos muy fuertes con ellos. Por eso, siempre que tenía novio, casi casi lo primero que le decía era: “no pienses que soy una all-girly girl. La mayoría de mis amigos son hombres, y por si eso fuera poco, me llevo MUY bien con casi todos mis exnovios, así que si no puedes con eso mejor ahí la dejamos”. Y todos tenían que aceptar eso, más a huevo que de ganas. Si un buen día aparecía Octavio y me invitaba a tomarnos unas chelas, yo pensaba: antes muerta que batear a un amigo por estar de “mandilona”; abría a mi novio en cuestión sin pensarlo dos veces y me iba al desmadre. Y así. De hecho, yo solía hablar abiertamente con mis novios acerca de noviazgos anteriores, muy quitada de la pena (chale).


Tuve novios que aguantaron mis condiciones a todísima madre; que nunca me pusieron un pero, que nunca se me pusieron celosos; que incluso simpatizaban con mis mil amigos y con mis exnovios. Pero, por lo mismo que era banda con ese tipo de personalidad “alivianada”, había carencias muy importantes en lo que a “novio-para-siempre” se refiere.


Un buen día conocí a Medina. Y pues bueno, yo lo conocí a los 23 años; ya no era ninguna preparatoriana, ni yo ni todos mis amigos de tanto tiempo. Todos ya andábamos en otras vibras, etc etc. Desde que andábamos “quedando”, capté que todo iba a ser diferente esta vez. No se cómo explicarlo, pero no tuvo en realidad que decirme mucho, yo sólo lo entendí. Ví tantas cualidades en él, pero no cualidades pendejas, sino onda mucho más seria; el amor por su familia, la responsabilidad, la nobleza, el hecho de que no viniera y me contara con lujo de detalles qué había hecho con sus otras novias, sino que se limitó a contestar las cosas exactas que le pregunté de su pasado pero con una discreción acá muy classy, y ondas así (hasta entonces comprendí que una no tiene por qué enterarse de cuántas cochinadas ha hecho el otro con parejas anteriores, porque aunque te coma la curiosidad por saberlo, después te hará sentir mal, y viceversa).


Yo les puedo decir, que Medina no vino a darme un speech de “si quieres andar conmigo no salgas con tus compas”, pero desde que ando con él, sé lo que es darle el lugar a una pareja. Igual si hace años que no salgo con algún amigo, y me llama, no hay pex me voy a tomar unas chelas pero le aviso antes a mi novio, no nomás lo boto y me voy al desmadre. Nunca de los nuncas me ha armado una escenita de celos, y generalmente se lleva muy bien con los amigos que le presento, pero cómo les explico, es otro nivel. Yo sé perfectamente cuáles son los límites, y no tengo ningún interés en rebasarlos.


Llega un momento en tu vida, que entiendes, que esa mocosa que eras, siempre anteponiendo a “los sagrados compas” que a los novios, ya creció y ya quiere otras cosas. Entiendes que el tipo de cabrón con el que vas a pasar toda tu vida; el que buscas para marido, para papá de tus chamacos, más vale que no le valga madre que andes por ahí de loca. Igual, los compas en cuestión, también ya crecieron y ya tienen novias, y ya no te critican ni te tiran shit porque no te vas de peda cada fin de semana con ellos.


Todo depende de la etapa de la vida en que esté uno, digo yo. El reloj biológico te indica de repente que es hora buscar otra cosa. De pensar en el futuro, que ya no es el futuro de “cuando crezcamos y nos casemos”, si no un futuro más presente y más tangible. Y la neta qué chido ver que cambiamos y que encontramos unos weyes tan adhoc a cada quién jejeje. Y aún si algo se jode, y acabamos cortando con ese wey, qué le hace. Ya sabemos a dónde vamos.

Y ya.

No comments: